
"Después del nacimiento de sus dos primeros bebés, Tamika pensó que sabía cómo sería su experiencia posparto la siguiente ocasión. Pero con el difícil parto de Joshia, todo cambió.
“Este era mi tercer bebé y esperaba que todo fuera fácil. Creí que ya sabía lo que estaba haciendo. No esperaba tener una experiencia con cesárea de emergencia ni ser mamá de un bebé prematuro que tendría que quedarse en la Unidad de Cuidados Intensivos. Sentía que había fallado, aunque estuviera fuera de mi control. Seguía encontrando motivos para culparme por lo que mi bebé estaba pasando. La ansiedad me pegó como una tonelada de ladrillos. Me daba tanto miedo dormir porque sentía que apenas cerrara mis ojos, él dejaría de respirar. Estaba aterrorizada. Oculté por completo el hecho de que estaba experimentando ansiedad. Llegué al punto en el que me daba miedo cargarlo porque pensaba que lo tiraría. No le conté a nadie durante dos meses”.
Tiempo después, pudo alzar la voz sobre los efectos psicológicos del nacimiento prematuro y cómo aumenta el estrés posparto, lo que le dio el respiro que necesitaba.
“Sacarlo me ayudó a comprender que sentía ansiedad y me ayudó a manejarlo de mejor manera. Personalmente, creo que todas las mamás experimentan cierto nivel de depresión o ansiedad, o una combinación de ambas, en algún punto del periodo posparto. Es posible que algunas tengan esta leve sensación y luego desaparezca. A otras puede que les abrumen tantos cambios en su vida. Pero para unas cuantas, es una experiencia más grave. Hable con alguien.
Escuchamos que otras mamás tienen experiencias similares, pero al estar en una sala rodeada de ellas me hizo sentirme empoderada. Sientes que no estás sola. En nuestra reunión fuimos muy comprensivas desde el principio. Debería ser así para todas las mamás”.
No está sola. La depresión posparto y la ansiedad son reales y siempre hay ayuda disponible."