
Las redes sociales juegan un papel importante en la experiencia de ansiedad posparto de Elizabeth. Cuando dio a luz a Jack, su bebé, los reels de los mejores momentos de maternidad de otras personas solo la hacían cuestionarse más.
“Tenía una expectativa irreal de que mi bebé dormiría durante la noche, lactaría como campeón y se la pasaría sonriendo y balbuceando. Vaya que estaba equivocada.
Recuerdo haber visto publicaciones en Instagram y Facebook de madres primerizas con su cabello arreglado y maquilladas. Solo pensaba: “apenas y tengo tiempo de lavarme los dientes y cepillar mi cabello. ¿Cómo es posible que se vean así?”
Para Elizabeth, hubo un punto de inflexión inolvidable que le permitió reconocer que sentía más que preocupaciones normales y que podría tener ansiedad posnatal.
“Noté que tenía ansiedad posparto y trastorno obsesivo compulsivo cuando le dije a mi esposo que me levantaba 20 veces en la madrugada para asegurarme de que nuestra hija respiraba. También tenía pensamientos intrusivos y aterradores. En ese momento supe que algo andaba mal. Soy una terapeuta psiquiátrica de tiempo completo. Me avergonzaba no reconocer las señales por mi cuenta”.
Descubrir el poder de la comunidad en grupos de apoyo de depresión posparto y ansiedad, le ayudó a encontrar las conexiones que necesitaba.
Quisiera que otras madres supieran que no están solas y que pedir ayuda no debería avergonzarlas. Que no están “locas”. Que estos sentimientos son temporales. Cuando las mamás se unen y hablan sin tapujos sobre depresión posparto, ansiedad y trastorno obsesivo compulsivo, es cuando se hace difusión sobre el tema y se puede romper el estigma”.
Para saber más sobre la experiencia de Elizabeth, siga su Instagram @momdontstop.
No está sola. La depresión posparto es real y siempre hay ayuda disponible.