Comunicarte con tus hijos debería ser algo fácil. Pero la falta de comunicación es aún más fácil. Con solo hacer un simple comentario sobre su vestimenta pueden marcharse enfurecidos, dando un portazo al salir. Le preguntas qué ha almorzado y da por sentado que estás atacando su dieta.
Si bien lo único que haces es intentar demostrarle cuánto te importa, sus reacciones sugieren que hablan dos idiomas distintos.